lunes, 15 de septiembre de 2014
viernes, 12 de septiembre de 2014
relato de fin del invierno, con fotos de su inicio
Hay un paisaje de la pampa que desaparece con la el final de
la estación invernal. Lo tenemos tan naturalizado que ya ni nos tomamos el
trabajo de sorprendernos. Sin embargo, sería un éxito si lo presentara en un
espectáculo un mago: primero mostraría un vasto terreno vacío y aparentemente
yermo, y luego, haciendo alarde de su posibilidad de cambiar la iluminación,
eso que parece muerto revive, lo que era marrón se hace verde, lo que estaba
seco se humedece, lo que en nuestra mente parecía triste, por esa misma cultura
ahora resulta alegre.
No hay tiempo para contemplaciones, sin embargo es cuestión
de un segundo ponerse en la piel de un extranjero. Esa tierra que dominamos con
la mirada comienza su transformación.
Quedan los registros de lo que fue hace unos
días, que es el registro de que el paso del tiempo no se detiene. El plátano parece ser un árbol traído de otro país que se ha adaptado muy bien a la configuración de las ciudades pampeanas. Durante el invierno se despojan de su follaje y en esta época ya están repletos de verde otra vez, preparan para cuidar con su generosa sombra a los paseantes en los parques, a los viajantes en las rutas, un oasis para un descanso en la tarde calurosa.
Fuera de esto, algo hay que decir de su nombre y de su relación con el dinero.
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