jueves, 2 de octubre de 2014
lunes, 15 de septiembre de 2014
viernes, 12 de septiembre de 2014
relato de fin del invierno, con fotos de su inicio
Hay un paisaje de la pampa que desaparece con la el final de
la estación invernal. Lo tenemos tan naturalizado que ya ni nos tomamos el
trabajo de sorprendernos. Sin embargo, sería un éxito si lo presentara en un
espectáculo un mago: primero mostraría un vasto terreno vacío y aparentemente
yermo, y luego, haciendo alarde de su posibilidad de cambiar la iluminación,
eso que parece muerto revive, lo que era marrón se hace verde, lo que estaba
seco se humedece, lo que en nuestra mente parecía triste, por esa misma cultura
ahora resulta alegre.
No hay tiempo para contemplaciones, sin embargo es cuestión
de un segundo ponerse en la piel de un extranjero. Esa tierra que dominamos con
la mirada comienza su transformación.
Quedan los registros de lo que fue hace unos
días, que es el registro de que el paso del tiempo no se detiene. El plátano parece ser un árbol traído de otro país que se ha adaptado muy bien a la configuración de las ciudades pampeanas. Durante el invierno se despojan de su follaje y en esta época ya están repletos de verde otra vez, preparan para cuidar con su generosa sombra a los paseantes en los parques, a los viajantes en las rutas, un oasis para un descanso en la tarde calurosa.
Fuera de esto, algo hay que decir de su nombre y de su relación con el dinero.
viernes, 29 de agosto de 2014
Tipo Topper
Salí temprano, pasé por la YPF del cruce de rutas. Compré café
y prendí la radio, no paré de pensar en círculos. En Venado pasé por el
desarmadero, miré y miré varias veces, es mi lugar favorito.
La mina del peaje me mira, o yo creo que me mira, yo si la
miro, la miro firme, después de mirarla así un rato se tendrá que ir a bañar.
Hay agua de los dos lados, Murphy es un no lugar hasta Firmat. Los ojos del
viejo que vende churros en Villada, en el semáforo, a cien metros del negocio
que vende zapatillas tipo Topper.
Chabás es primo de Sanford que es hijo de Casilda y hermano
de Zavalla. Pujato es un barrio. Pérez una república.
Los finales de las canciones, los finales de las rutas, los finales del amor.
Se queman los fusibles, los finales se maquillan, y los
penales se yerran. Y entre medio vivimos, y nos reímos y tratamos de comprender
lo que no tiene sentido, espero que el tiempo juegue a nuestro favor, aunque
sea por un tiempo, aunque el dolor sea inevitable.
Me despiertan los despertadores de los vecinos que no
conozco, y no me duerme nada. Vos sabés que tengo 32 años y no me colonizaron
el espíritu, pero casi, porque cuando no estás no se que hacer, y vos no estás
nunca y pronto sale el sol.
El otro día volviendo entré a Sanford, y mientras
estacionaba detrás de una arboleda pensé que nosotros casi siempre nos
preocupamos por el decorado, porque a lo más importante lo tenemos, no te
olvides nunca de eso. Nosotros nos preocupamos por minas, guita, boludeces...a
lo fundamental de la vida, a lo que hace que todo tenga intensidad y arda lo
tenemos, y no nos lo puede sacar nadie. Eso es invaluable, y es tan así que la
gente que no lo tuvo nunca no lo puede siquiera percibir. Soy un soberbio, un egocéntrico.
Pero los dos sabemos que lo que te digo es verdad.
Puro frenesí, puro ardor. Igual tengo secretos, es que todavía
no me animo a vaciarte la papelera de reciclaje en la cara. Nada malo, heridas,
cicatrices y esas cosas que tenemos todos y manejamos como podemos. Y me
acuerdo de Richi, como habla Richi! Me encanta escucharlo, aunque mi déficit de
atención me impide seguir su recorrido por más de tres minutos seguidos. Si,
tres minutos, lo que dura una canción. Ayer hice dos canciones más, no me
salieron buenas, patiné en las melodías. Venía patinando en armonías pero ayer
me fui al pasto. Igual seguiré, no voy a parar, quiero seguir escribiendo
canciones todos los días de mi vida.
Hoy no estoy para nadie, me llamaron de un
par de números raros, no se si serán clientes o acreedores pero no atendí, no
tengo mucha guita en la billetera, pero no atendí, tengo el melón en otro lado,
vos sabés donde, no se si hago bien, pero las cosas son y hay que hacerse cargo,
como el otro día que te dije que las canciones me iban a tener que dar de comer
porque no voy a hacer otra cosa.
Ya conocimos el terciopelo, y aunque somos dos linyeras
colados en el vagón de los nenes bien, aprendimos a hacer fuego con dos palitos
y quemarnos el lomo. El corazón no para nunca, y la cabeza menos. El tiempo
pasa de prisa, como los autos en la autopista que va a Córdoba, pero nosotros
somos la Ruta 33 en camión, downtempo, la historia es el viaje.
jueves, 28 de agosto de 2014
domingo, 27 de julio de 2014
Ya se fueron
Esperamos demasiado del amor, y la culpa la tienen las
películas. Mientras tanto viajamos eternamente en el Monticas por esa ruralidad mal
entendida que es la Pampa húmeda.
Mientras viajamos comenzamos a idealizar nuestro destino.
Las historias de amor del cine, tan intangibles, tan redondas, tan superadoras,
hacen ver las nuestras como borradores, como garabatos circulares que escribió
el hermano bobo del director, el que
labura de chef y sueña con coger sin pagar alguna vez en la vida.
Como Rosario es la Chicago criolla, esta zona pasa a ser
arbitrariamente, y porque yo lo digo, la Nashville. Allí
encontraremos una de las pocas fábricas de guitarras industriales del país y nativos
que les indicarán con inédita y hasta exagerada simpatía a los camioneros donde
hacen el mejor vaciopan del condado. Lugares sórdidos donde podremos adquirir
infusiones y alimentos de gran calidad por un par de monedas.
Necesitamos un cuento para ser felices, o para ser más
felices en caso de haber obtenido la felicidad en la precuela del film. Cosa
que dudo.
Presiento que Dios debe estar aburrido y por eso inventa estas
cosas; la felicidad, el amor. Dios creó a Hollywood a su imagen y semejanza. O
fue al revés.
Soy capaz de hacer tantas cosas por amor como soy capaz de
hacerlas por comida.
Mientras tanto nos sacamos fotos y no conseguimos salir bien
en ninguna; Siempre con los ojos cerrados. Vos siempre haciendo muecas raras.
Ya es de noche, y la ruta 33 sugiere una película de terror
malísima. Cuando es de día la insignificancia cotidiana brilla
desesperadamente. El amor, que no es otra cosa que la colectora de lo que
pensamos que es, es, básicamente, esa cotidianeidad.
Los que tienen la posta ya se fueron, quedamos nosotros, los
que no aprendimos a esquivar las balas, los que conocemos la ruta pero no
sabemos manejar.
sábado, 26 de julio de 2014
Los Dodgers
Me despierto pero no tengo ganas de levantarme. La ruta 33
es ese río de cemento que busca el mar. Enciendo la televisión y hago zapping,
voy del 10 al 65. En Medio Oriente hay tragedias todos los años, más allá que
en Firmat la Afip controle o no a los camiones cargados de soja que buscan China,
que no es Medio Oriente, es Oriente solamente.
Pero vos tenés que preocuparte por las cosas importantes, ¿llamaste
al tipo ese que vende buzos para pibes de quinto año?, por ejemplo ¿averiguaste
sobre esos créditos blandos que da el gobierno? La vida es corta, no podés
estar todo el tiempo en la chiquita…en que si el cartel de Michelin del kilómetro
664 es de la década del 70 o del 80. No, boludeces no, el muñeco ese no te va a
pagar el monotributo. Aunque sería buenísimo que lo haga, y sería un publicidad
no tradicional sin precedentes para Michelin, y por la módica e insignificante
suma de 568 pesos, que si lo pasas a dólares es el precio de la salsa de la
barbacoa que se come el gerente de Michelin de California un domingo con su
familia de gorditos rosaditos mientras ven los Dodgers por Direc TV.
jueves, 24 de julio de 2014
era Casilda
En los 90 pusieron los peajes. No sabemos si el pliegue es lo que une o divide, pero Murphy era, como si dijeramos, el gran Venado Tuerto. Éramos tan pequeños que creíamos que Venado era grande, y pequeña solamente si se la comparaba con Rosario. Por eso, todo lo que había en el camino no tenía tanta relevancia como Venado.
Un peaje dividía Murphy de su metrópolis natural, así como otro dividía Casilda de Pujato. El caso es diferente: Casilda no era una ciudad tan importante como Venado para un niño como uno, y Pujato estaba cerca también de Rosario, su metrópolis natural. ¿Qué tenía Casilda? Una sede de la Universidad de Rosario? Pero era chiquito el pueblo!
y sin embargo, recuerdo que en los viajes frenábamos a comprar manijaponé y cosas por el estilo en unas casitas que están después de la curva del golf club que está antes de llegar al peaje, si uno va en dirección a Rosario. Eso era Casilda, una ciudad pujante en donde se compraba manijaponé. Pero pujante, sobre todo.
Después empezamos a desviar por la 14 y yo extrañaba pasar por Casilda, porque era una marca del viaje: la puerta de la facultad de veterinaria y la casa del manijaponé. Pero ya estabamos grande para las pelotudeces. Pero había algo más, otro hito místico que estaba en la ruta: un cartel.
Tenía forma de guitarra. Era un cartel que decía que en Casilda había una fábrica de guitarras, cuya marca era Romántica. Es, porque existe todavía. La guitarra que me regalaron mis padres cuando cumplí 18 años (si hago la cuenta, mejor no la hago, van a ser 18 años los que pasaron en poco tiempo), fue fabricada allí, y es de las de alta gama. Mucho tiempo después, ya viviendo en Rosario, me di cuenta que la casa de instrumentos musicales que está por calle mendoza y españa era de la misma gente, Mantini musicales.
El otro día le pisamos la fábrica. "Ustedes tenían un cartel en la ruta". "Uh, pero de eso hace mil años".
Un peaje dividía Murphy de su metrópolis natural, así como otro dividía Casilda de Pujato. El caso es diferente: Casilda no era una ciudad tan importante como Venado para un niño como uno, y Pujato estaba cerca también de Rosario, su metrópolis natural. ¿Qué tenía Casilda? Una sede de la Universidad de Rosario? Pero era chiquito el pueblo!
y sin embargo, recuerdo que en los viajes frenábamos a comprar manijaponé y cosas por el estilo en unas casitas que están después de la curva del golf club que está antes de llegar al peaje, si uno va en dirección a Rosario. Eso era Casilda, una ciudad pujante en donde se compraba manijaponé. Pero pujante, sobre todo.
Después empezamos a desviar por la 14 y yo extrañaba pasar por Casilda, porque era una marca del viaje: la puerta de la facultad de veterinaria y la casa del manijaponé. Pero ya estabamos grande para las pelotudeces. Pero había algo más, otro hito místico que estaba en la ruta: un cartel.
Tenía forma de guitarra. Era un cartel que decía que en Casilda había una fábrica de guitarras, cuya marca era Romántica. Es, porque existe todavía. La guitarra que me regalaron mis padres cuando cumplí 18 años (si hago la cuenta, mejor no la hago, van a ser 18 años los que pasaron en poco tiempo), fue fabricada allí, y es de las de alta gama. Mucho tiempo después, ya viviendo en Rosario, me di cuenta que la casa de instrumentos musicales que está por calle mendoza y españa era de la misma gente, Mantini musicales.
El otro día le pisamos la fábrica. "Ustedes tenían un cartel en la ruta". "Uh, pero de eso hace mil años".
martes, 22 de julio de 2014
sábado, 12 de julio de 2014
“¿Qué leíste de Bolaño vos?, nada, pero vi El Chavo.” Es de mal gusto reírse de los chistes propios. Cuando estás solo.
Mi dialogo interno suele funcionar como la ruta;
Siempre me pregunto y me contesto lo mismo. Igual y
distinto, como esos 15 km
que separan Casilda de Sanford, que los que conocemos sabemos que son el Aleph
de la 33.
Noto a la vera de la ruta dos náufragos que hacen dedo, no
los llevo ni en pedo.
¡Una sola letra! Una sola letra de ese cuento es más
importante que todo lo que usted y yo juntos vamos a poder escribir en nuestra
vida. Ponele.
Cambio de carril a cada rato, y no tanto. Y en mi dialogo
interno, lo mismo.
Hay un libro de Fogwill que habla de eso pero en otros
términos, porque todos hablamos de lo mismo. Y yo me estoy comiendo la curva
Nico, losé.
¡Ahí van los náufragos! los levantaron. Van a llegar
antes que nosotros a ningún lugar, como en esas películas que arrojan metáforas
y conclusiones sobre la vida moderna. Todavía no entendí ninguna.
jueves, 10 de julio de 2014
Casilda, ¿la carilinda pero cheta de la 33?
Estaba neblinosa esta mañana la vida en la pampa húmeda. Nosotros tomamos precauciones pero sobre todo viajamos tranquilos. Qué bien se siente acá en la ruta, dijo Bernardo, y sí, íbamos contentos, escuchando la radio la red y sus desfachatados festejos luego del partido de anoche y el paso a la final del mundial para argentina.
Argentina, qué concepto, qué pedazo de concepto. La patria se te haga un lado, ¡están hablando de fútbol!
La euforia del periodismo no podrá empañar nuestros esfuerzos por recuperar los cachos de tierra que nos merecemos. Lo importante, señoras y señores, es el relato. Lo veníamos diciendo.
Después de sortear el peligro (un camionero realizó una maniobra arriesgada y la tranquilidad que me inunda en este instante en que tipeo esto tiene que ver con la cercanía del peligro inminente; sí, tranquilamente nos la poníamos, el camión venía de frente y se fue a la banquina para terminar cruzado en la ruta, en nuestro carril), llegando entre la niebla a una mojada ciudad que no terminaba de despertar, vimos estacionados algunos camiones. Es que en el barcito de esa estación trabaja una mina que está muy buena, confirma mi chofer, que supo escuchar a algunos colegas de la ruta. Al que sabe hay que escucharlo.
Pero no van a esperar que digamos cuál es el lugar.
Me guardo la mejor parte del relato para otra entrada, viene con reflexión.
Argentina, qué concepto, qué pedazo de concepto. La patria se te haga un lado, ¡están hablando de fútbol!
La euforia del periodismo no podrá empañar nuestros esfuerzos por recuperar los cachos de tierra que nos merecemos. Lo importante, señoras y señores, es el relato. Lo veníamos diciendo.
Después de sortear el peligro (un camionero realizó una maniobra arriesgada y la tranquilidad que me inunda en este instante en que tipeo esto tiene que ver con la cercanía del peligro inminente; sí, tranquilamente nos la poníamos, el camión venía de frente y se fue a la banquina para terminar cruzado en la ruta, en nuestro carril), llegando entre la niebla a una mojada ciudad que no terminaba de despertar, vimos estacionados algunos camiones. Es que en el barcito de esa estación trabaja una mina que está muy buena, confirma mi chofer, que supo escuchar a algunos colegas de la ruta. Al que sabe hay que escucharlo.
Pero no van a esperar que digamos cuál es el lugar.
Me guardo la mejor parte del relato para otra entrada, viene con reflexión.
domingo, 6 de julio de 2014
domingo, 29 de junio de 2014
la música del camino
Hay una música para andar como la hay para bailar.
La música para bailar tiene una fuerte referencia rítmica y sonora, relacionada al compás de sístole y diástole que resume la vitalidad y la presencia del cuerpo y su musculatura: el mundo es físico, es corporeo. La música para bailar es la música de la sensualidad, el roce y el erotismo. Es el baile de la seducción y de la confirmación de que en definitiva somos eso, polvo que viene y polvo que va, finitud.
La música para andar requiere de lo melódico más que de lo corporeo, y va en busca de una simpleza. La melodía simple que está llena de complejidades. Afortunadamente muchos poetas se han encontrado con esas melodías y han propuesto palabras, en diferentes lenguas, que acompañan esas melodías contando historias, diciendo algunas verdades en millones de mentiras. Ese tipo de música es mi favorita, injustificadamente, por supuesto. Pienso en un grupo de campesinos regresando al poblado luego de una jornada laboral, con el cuerpo cansado pero el espíritu en alto entonando alguna canción, como un coro proletario, con letras que disparan bromas entre unos y otros, respuestas con más bromas, burlas inocentes. El ritmo de esa caminata es el ritmo de la canción. Cuatro cuartos.
Quizás debamos hablar de los cuerpos cansados, pero hoy quiero pensar en la música. Es un pensamiento bastante básico e inocente. Pero es lindo.
La música para bailar tiene una fuerte referencia rítmica y sonora, relacionada al compás de sístole y diástole que resume la vitalidad y la presencia del cuerpo y su musculatura: el mundo es físico, es corporeo. La música para bailar es la música de la sensualidad, el roce y el erotismo. Es el baile de la seducción y de la confirmación de que en definitiva somos eso, polvo que viene y polvo que va, finitud.
La música para andar requiere de lo melódico más que de lo corporeo, y va en busca de una simpleza. La melodía simple que está llena de complejidades. Afortunadamente muchos poetas se han encontrado con esas melodías y han propuesto palabras, en diferentes lenguas, que acompañan esas melodías contando historias, diciendo algunas verdades en millones de mentiras. Ese tipo de música es mi favorita, injustificadamente, por supuesto. Pienso en un grupo de campesinos regresando al poblado luego de una jornada laboral, con el cuerpo cansado pero el espíritu en alto entonando alguna canción, como un coro proletario, con letras que disparan bromas entre unos y otros, respuestas con más bromas, burlas inocentes. El ritmo de esa caminata es el ritmo de la canción. Cuatro cuartos.
Quizás debamos hablar de los cuerpos cansados, pero hoy quiero pensar en la música. Es un pensamiento bastante básico e inocente. Pero es lindo.
jueves, 26 de junio de 2014
lunes, 23 de junio de 2014
Puja Pujato
Si el verbo pujar habla de un nacimiento, debe ser porque alguien nació en Pujato. Este es un pueblo pujante que se encuentra luego de pasar debajo del puente que cruza la ruta A012 (la segunda circunvalar de Rosario) y antes de llegar al peaje y a Casilda. La ciudad de Casilda. En el relato hemos salteado momentáneamente a Zaballa, no es un olvido.
En Pujato nació Honorio Bustos Domecq. ¿Cómo es posible que un personaje ficcional pueda haber nacido? Sin embargo, los representantes del autor de Seis problemas para Isidro Parodi decidieron que así fuera. Debe haber una razón que mucha gente debe saber, nos gustaría averiguarla y por eso ya estamos contactando a herederos de Borges y Bioy para que nos cuenten en qué parte de la bibliografía dice la razón por la cual eligieron un pueblo a la vera de la 33 para hacer nacer al apesadumbrado héroe literario, me refiero a Bustos Domecq.
La escueta biografía que dejaron a cargo de la Señorita Adelma Badoglio dice: "El doctor Honorio Bustos Domecq nació en la localidad de Pujato (provincia de Santa Fe), en el año 1893. Después de interesantes estudios primarios, se trasladó con toda su familia a la Chicago argentina. En 1907, las columnas de la prensa de Rosario acogían las primeras producciones de aquel modesto amigo de las musas, sin sospechar acaso su edad. De aquella época son las composiciones: Vanitas, Los Adelantos del Progreso, La Patria Azul y Blanca, A Ella, Nocturnos. En 1915 leyó ante una selecta concurrencia, en el Centro Balear, su Oda a la «Elegía a la muerte de su padre», de Jorge Manrique, proeza que le valiera una notoriedad ruidosa pero efímera. Ese mismo año publicó: ¡Ciudadano!, obra de vuelo sostenido, desgraciadamente afeada por ciertos galicismos, imputables a la juventud del autor y a las pocas luces de la época. En 1919 lanza Fata Morgana, fina obrilla de circunstancias, cuyos cantos finales ya anuncian al vigoroso prosista de ¡Hablemos con más propiedad! (1932) y de Entre libros y papeles (1934). Durante la intervención de Labruna fue nombrado, primero, Inspector de enseñanza, y después Defensor de pobres. Lejos de las blanduras del hogar, el áspero contacto de la realidad le dio esa experiencia que es tal vez la más alta enseñanza de su obra. Entre sus libros citaremos: El Congreso Eucarístico: órgano de la propaganda argentina; Vida y muerte de don Chicho Grande; ¡Ya sé leer! (aprobado por la Inspección de Enseñanza de la ciudad de Rosario); El aporte santafecino a los Ejércitos de la Independencia; Astros nuevos: Azorín, Gabriel Miró, Bontempelli. Sus cuentos policiales descubren una veta nueva del fecundo polígrafo: en ellos quiere combatir el frío intelectualismo en que han sumido este género Sir Conan Doyle, Ottolenghi, etc. Los cuentos de Pujato, como cariñosamente los llama el autor, no son la filigrana de un bizantino encerrado en la torre de marfil; son la voz de un contemporáneo, atento a los latidos humanos y que derrama a vuela pluma los raudales de su verdad".
lo copiamos de esta página
Estimamos que la elección de la locación no tiene que ver con el chiste de Peter Sellers y el azar. Por cierto, pensando en mapas y en Peter Sellers, siempre viene bien repasar sus momentos más exquisitos.
En Pujato nació Honorio Bustos Domecq. ¿Cómo es posible que un personaje ficcional pueda haber nacido? Sin embargo, los representantes del autor de Seis problemas para Isidro Parodi decidieron que así fuera. Debe haber una razón que mucha gente debe saber, nos gustaría averiguarla y por eso ya estamos contactando a herederos de Borges y Bioy para que nos cuenten en qué parte de la bibliografía dice la razón por la cual eligieron un pueblo a la vera de la 33 para hacer nacer al apesadumbrado héroe literario, me refiero a Bustos Domecq.
La escueta biografía que dejaron a cargo de la Señorita Adelma Badoglio dice: "El doctor Honorio Bustos Domecq nació en la localidad de Pujato (provincia de Santa Fe), en el año 1893. Después de interesantes estudios primarios, se trasladó con toda su familia a la Chicago argentina. En 1907, las columnas de la prensa de Rosario acogían las primeras producciones de aquel modesto amigo de las musas, sin sospechar acaso su edad. De aquella época son las composiciones: Vanitas, Los Adelantos del Progreso, La Patria Azul y Blanca, A Ella, Nocturnos. En 1915 leyó ante una selecta concurrencia, en el Centro Balear, su Oda a la «Elegía a la muerte de su padre», de Jorge Manrique, proeza que le valiera una notoriedad ruidosa pero efímera. Ese mismo año publicó: ¡Ciudadano!, obra de vuelo sostenido, desgraciadamente afeada por ciertos galicismos, imputables a la juventud del autor y a las pocas luces de la época. En 1919 lanza Fata Morgana, fina obrilla de circunstancias, cuyos cantos finales ya anuncian al vigoroso prosista de ¡Hablemos con más propiedad! (1932) y de Entre libros y papeles (1934). Durante la intervención de Labruna fue nombrado, primero, Inspector de enseñanza, y después Defensor de pobres. Lejos de las blanduras del hogar, el áspero contacto de la realidad le dio esa experiencia que es tal vez la más alta enseñanza de su obra. Entre sus libros citaremos: El Congreso Eucarístico: órgano de la propaganda argentina; Vida y muerte de don Chicho Grande; ¡Ya sé leer! (aprobado por la Inspección de Enseñanza de la ciudad de Rosario); El aporte santafecino a los Ejércitos de la Independencia; Astros nuevos: Azorín, Gabriel Miró, Bontempelli. Sus cuentos policiales descubren una veta nueva del fecundo polígrafo: en ellos quiere combatir el frío intelectualismo en que han sumido este género Sir Conan Doyle, Ottolenghi, etc. Los cuentos de Pujato, como cariñosamente los llama el autor, no son la filigrana de un bizantino encerrado en la torre de marfil; son la voz de un contemporáneo, atento a los latidos humanos y que derrama a vuela pluma los raudales de su verdad".
lo copiamos de esta página
Estimamos que la elección de la locación no tiene que ver con el chiste de Peter Sellers y el azar. Por cierto, pensando en mapas y en Peter Sellers, siempre viene bien repasar sus momentos más exquisitos.
Perez salvaje
A quién se le ocurre ponerle a un pueblo un nombre tan atribulado. Decir Perez es como decir cualquiera, es como ponerle a un hijo Fulano.
Sin embargo, la historia es mucho más benévola con Pérez que quienes le eligieron el nombre porque le dio un protagonismo inesperado.
Pérez está situado en la ruta 33, eso ya es una cosa monumental. Pero además, es el primer pueblo saliendo de Rosario, pero si tenemos que seguir al pie de la letra, sería el último pueblo antes de llegar a Rosario, que es donde termina la ruta que empieza en Bahía Blanca. Siempre debatiremos dónde empieza y dónde termina qué cosa.
El asunto es que no sólo es el último pueblo o el primero saliendo de Rosario, sino que además es donde se ubica la bifurcación de rutas y empieza (o termina) también la ruta 14, la subsidiaria de la 33, la que pasa por Bigand y Bombal. A esta ruta, la provincial 14, menos importante aparentemente, también le dedicaremos algunos párrafos. Pero el asunto es que ahi mismo, a metros de esa bifurcación en la que se ha construido recientemente una hermosa rotonda para evitar el desparpajo de los automovilistas que han provocado un sinnúmero de decesos, se encuentran una cantidad de viveros bellísimos. Los viveros que abastecen de flores y colores a la gran ciudad vecina le valieron al pueblo el título de Capital provincial de la flor. No es poco. Pero no es todo.
Como se decía, depende siempre todo de cómo se tome la ruta. En el caso de andar desandándola, o sea, tomando la dirección suroeste, o sea saliendo de Rosario, luego de atravesar el poblado casi plenamente nos encontramos con que la ruta hace una curva doble: cruza las vías del tren que estaban a la derecha del camino asfaltado y luego de dar una vueltita retoma la paralela dejándolas a las izquierda del camino. Ahi es cuando aparecen unos galpones que son los verdaderos protagonistas de la historia de Pérez (si soslayamos la florería y el vivero): los talleres del ferrocarril. Ahi se escribe la historia del pueblo.
Son unos galpones gigantescos que de ninguna manera están abandonados, pero sí que a veces uno sospecha, por el olvido que ha sufrido el ramo en nuestro país, que allí anda poca gente. Y poca gente si tenemos en cuenta que la historia del ferrocarril argentino tiene una época de gloria que por lo general es una narración oral (más allá de que es verdad de que hay un sinfín de bibliografía sobre los ferrocarriles argentinos, y todos textos muy recomendables, aunque cada uno se abogue para sí mismo ser el especialista único en el ramo, o debería decir ramal). Los talleres de Pérez guardan mil historias de luchas, de esplendores y, lo que más nos gusta porque nos identificamos, de derrotas.
Dicen que una vez vino Eva a hablar directamente con los trabajadores de Pérez. No lo hacía con nadie, con ningún otro sindicato. Quizás alguien pueda contarnos cómo fue el debate, y cómo Eva les habló a los operarios tratándolos con un respeto e igualdad que no guarda jurisprudencia en las relaciones políticas argentinas.
¿Quién se atreverá a buscar ese relato?
Sin embargo, la historia es mucho más benévola con Pérez que quienes le eligieron el nombre porque le dio un protagonismo inesperado.
Pérez está situado en la ruta 33, eso ya es una cosa monumental. Pero además, es el primer pueblo saliendo de Rosario, pero si tenemos que seguir al pie de la letra, sería el último pueblo antes de llegar a Rosario, que es donde termina la ruta que empieza en Bahía Blanca. Siempre debatiremos dónde empieza y dónde termina qué cosa.
El asunto es que no sólo es el último pueblo o el primero saliendo de Rosario, sino que además es donde se ubica la bifurcación de rutas y empieza (o termina) también la ruta 14, la subsidiaria de la 33, la que pasa por Bigand y Bombal. A esta ruta, la provincial 14, menos importante aparentemente, también le dedicaremos algunos párrafos. Pero el asunto es que ahi mismo, a metros de esa bifurcación en la que se ha construido recientemente una hermosa rotonda para evitar el desparpajo de los automovilistas que han provocado un sinnúmero de decesos, se encuentran una cantidad de viveros bellísimos. Los viveros que abastecen de flores y colores a la gran ciudad vecina le valieron al pueblo el título de Capital provincial de la flor. No es poco. Pero no es todo.
Como se decía, depende siempre todo de cómo se tome la ruta. En el caso de andar desandándola, o sea, tomando la dirección suroeste, o sea saliendo de Rosario, luego de atravesar el poblado casi plenamente nos encontramos con que la ruta hace una curva doble: cruza las vías del tren que estaban a la derecha del camino asfaltado y luego de dar una vueltita retoma la paralela dejándolas a las izquierda del camino. Ahi es cuando aparecen unos galpones que son los verdaderos protagonistas de la historia de Pérez (si soslayamos la florería y el vivero): los talleres del ferrocarril. Ahi se escribe la historia del pueblo.
Son unos galpones gigantescos que de ninguna manera están abandonados, pero sí que a veces uno sospecha, por el olvido que ha sufrido el ramo en nuestro país, que allí anda poca gente. Y poca gente si tenemos en cuenta que la historia del ferrocarril argentino tiene una época de gloria que por lo general es una narración oral (más allá de que es verdad de que hay un sinfín de bibliografía sobre los ferrocarriles argentinos, y todos textos muy recomendables, aunque cada uno se abogue para sí mismo ser el especialista único en el ramo, o debería decir ramal). Los talleres de Pérez guardan mil historias de luchas, de esplendores y, lo que más nos gusta porque nos identificamos, de derrotas.
Dicen que una vez vino Eva a hablar directamente con los trabajadores de Pérez. No lo hacía con nadie, con ningún otro sindicato. Quizás alguien pueda contarnos cómo fue el debate, y cómo Eva les habló a los operarios tratándolos con un respeto e igualdad que no guarda jurisprudencia en las relaciones políticas argentinas.
¿Quién se atreverá a buscar ese relato?
jueves, 19 de junio de 2014
la wiki información
el link que te dice las primeras cosas que necesitás saber de la ruta 33 es
http://es.wikipedia.org/wiki/Ruta_Nacional_33_%28Argentina%29
La Ruta Nacional 33 «Ruta del Desierto Dr. Adolfo Alsina» (Decreto n.º 3.961/1978) es una carretera de la República Argentina, que une la Ruta Nacional 3 en la ciudad de Bahía Blanca en la Provincia de Buenos Aires y la Avenida de Circunvalación de Rosario, en la provincia de Santa Fe. Su extensión es de 795 km, totalmente asfaltados.
ponele aventura
http://es.wikipedia.org/wiki/Ruta_Nacional_33_%28Argentina%29
La Ruta Nacional 33 «Ruta del Desierto Dr. Adolfo Alsina» (Decreto n.º 3.961/1978) es una carretera de la República Argentina, que une la Ruta Nacional 3 en la ciudad de Bahía Blanca en la Provincia de Buenos Aires y la Avenida de Circunvalación de Rosario, en la provincia de Santa Fe. Su extensión es de 795 km, totalmente asfaltados.
ponele aventura
Cordón umbilical
¿Cuánto equipaje se necesita para recorrer el camino que va de cualquier parte hasta llegar a casa, pero que necesariamente pasa por la casa natal? La ruta que lleva a cualquier parte siempre tiene el punto de partida en la casa propia, y la casa siempre es el útero, y la unión de dos cuerpos que difícilmente puedan diferenciarse el uno del otro, o que puedan pensarse separadamente. Ese niño que crece en ese vientre, todos estos meses de gestación, es imposible pensarlo independiente del otro cuerpo que lo gesta, es imposible comunicarle sus derechos sin que se tenga que atravesar el otro cuerpo.
Y de ahi en adelante, todo nos une a un lugar por un cordón, y nos queda marcado para siempre con una cicatriz que se mete: ahi está el vientre, y ese es el punto de partida para llegar a cualquier parte. La ruta que va de ahi a todos los lugares pasa necesariamente por la casa natal.
Un par de camisetas, uno o dos pantalones. Alli donde vayamos podremos abastecernos de lo que sea necesario. ¿Hará mucho frío? Queremos detenernos todo lo que sea necesario en cada lugar. Y como no es lejos de casa, podríamos volver todas las veces que haga falta. No es habitual que se preste atención a lo que uno tiene cerca, a lo que está más a mano. Siempre todo lo mejor está lejos, como si lo que está a mano tuviera la mugre propia de lo propio, de esas cosas que pierden el valor cerca de uno, que se humanizan demasiado cuando se las mira en confianza, que se le encuentran todos los defectos cuando se la mira más de tres veces.
Viene de repente la palabra fetente, y de allí viene la palabra hedor. Los defectos hieden, eso es fetente. Pero en la pampa húmeda lo fetente es a la vez el abono de que crece y donde se fundamenta la riqueza que disfrutan, de alguna manera, todos los que habitan en esta región.
Hay una disputa de regiones. Suena linda la palabra Litoral, pero como todo en la vida, depende del punto de vista con que se mire. Y cualquier punto de vista jamás debe olvidarse del vientre, del punto de partida, que es la primer referencia.
Y de ahi en adelante, todo nos une a un lugar por un cordón, y nos queda marcado para siempre con una cicatriz que se mete: ahi está el vientre, y ese es el punto de partida para llegar a cualquier parte. La ruta que va de ahi a todos los lugares pasa necesariamente por la casa natal.
Un par de camisetas, uno o dos pantalones. Alli donde vayamos podremos abastecernos de lo que sea necesario. ¿Hará mucho frío? Queremos detenernos todo lo que sea necesario en cada lugar. Y como no es lejos de casa, podríamos volver todas las veces que haga falta. No es habitual que se preste atención a lo que uno tiene cerca, a lo que está más a mano. Siempre todo lo mejor está lejos, como si lo que está a mano tuviera la mugre propia de lo propio, de esas cosas que pierden el valor cerca de uno, que se humanizan demasiado cuando se las mira en confianza, que se le encuentran todos los defectos cuando se la mira más de tres veces.
Viene de repente la palabra fetente, y de allí viene la palabra hedor. Los defectos hieden, eso es fetente. Pero en la pampa húmeda lo fetente es a la vez el abono de que crece y donde se fundamenta la riqueza que disfrutan, de alguna manera, todos los que habitan en esta región.
Hay una disputa de regiones. Suena linda la palabra Litoral, pero como todo en la vida, depende del punto de vista con que se mire. Y cualquier punto de vista jamás debe olvidarse del vientre, del punto de partida, que es la primer referencia.
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